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Para ser capaz de practicar un sistema de defensa personal, una persona necesita desarrollar varias cualidades. Estos ingredientes pueden resumirse en tres pilares: técnica básica o fundamentos, técnicas de defensa personal y por último, combate.

Cada arte marcial tiene unos pilares técnicos básicos. Para generar potencia, explosividad, maniobrabilidad y una buena defensa se necesitan unos cimientos bien establecidos. Ignorarlo afectará a los bloqueos y puñetazos y los hará inefectivos y el riesgo de verse sobrepasado será patente. A veces se necesita estar bien asentado en el suelo (estabilidad) y otras veces necesitas moverte (movilidad). Un buen artista marcial debe tener un buen trabajo de pies porque son sus pies los que determinan la velocidad y el trabajo del tren superior. Unos pies rápidos implican manos rápidas. El mayor problema en kenpo es cuando el practicante corre en las técnicas y trampea con los fundamentos. Mr. Parker dijo ”velocidad y correr no son lo mismo”. Mr. Planas dice que ”la regla número uno es asentar la base”.

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No se debe dejar de entrenar y repetir los fundamentos. Sin unos cimientos sólidos la casa se colapsará y lo mismo hará el kenpo. Este es el primer pilar y es tan importante como los dos próximos pilares.

Partiendo de una base sólida se puede pasar a construir los hábitos y reflejos contra varios atacantes. Hay que darle a los estudiantes posibilidades y sugerencias para una defensa efectiva. Existen 154 soluciones prefijadas construidas según los principios del kenpo de Ed Parker, pero también según las reglas del movimiento diseñadas para hacer la defensa de los estudiantes tan efectiva como sea posible y, sobre todo, seguras para el estudiante. Cuando se ha alcanzado el cinturón negro los fundamentos del sistema se han aprendido y es entonces cuando se comienza a analizar y a luchar por alcanzar la perfección. Las técnicas deben salvarnos de cierto tipo de ataques, como puñetazos frontales, ganchos, agarres y demás. La defensa se basa en el hecho de que el atacante no conoce nuestras aptitudes. A menudo, el atacante se ve sorprendido y se tiene la sartén por el mango, situación que dura únicamente uno o dos segundos. Si la defensa no es lo suficientemente efectiva, se acaba en otra situación. Esta nueva situación nos lleva al tercer pilar.

Cuando se está en una situación en la que tanto uno como el atacante son conscientes y, sobre todo, están preparados para el choque (el enfrentamiento), entonces se está inmerso en una situación de lucha y el elemento de sorpresa se ha perdido. Si no se ha entrenado este aspecto lo suficiente, puede ser una situación comprometida al lanzarse el atacante a toda máquina con el ataque planeado. Puede venir una serie de puñetazos o una patada bien dirigida. Es difícil defenderse contra esto, porque no se sabe nada del ataque previamente. Aquí es importante tener una buena base con buenas alternativas para obtener resultados rápidos y efectivos. A menudo esta es la parte menos entrenada. No se debe olvidar que entrenamos un arte marcial, ”el arte de los guerreros”, donde el combate es la prueba última de que uno es capaz de defenderse.

Recomiendo al practicante que practique todas estas partes por igual y el combate al menos una vez a la semana. Que participe en las actividades del club y entrene tanto como sea posible. Uno se convierte en lo que entrena.

A continuación viene una historia que muestra de qué estoy hablando:

Juan entra en un ascensor. Hay un hombre y Juan se queda frente a él. Cuando las puertas se cierran, al hombre se le mete la idea en la cabeza de que Juan era uno de los tipos que le pegaron el fin de semana anterior a la salidad de un club.

Juan, que es un especialista en defensa personal, no suda ni una gota al defenderse cuando tiran de él hacia atrás. Juan bloquea y pega un par de puñetazos bien dirigidos a su atacante. Cuando el hombre está en el suelo tirado, Juan se da la vuelta para salir del ascensor y se da cuenta de que está aprisionado allí. Cuando Juan se vuelve otra vez para encarar a su oponente, el hombre está listo para atacar de nuevo. Si Juan no tuviese conocimientos de lucha, pasaría un mal rato. El momento de sorpresa ha pasado y unas buenas aptitudes para el combate se vuelven importantes.

Por otra parte, si Juan fuese un muy buen luchador pero no tuviese ni idea de defensa personal, no hubiese llegado muy lejos cuando el atacante tiró de él hacia atrás y le dió un par de puñetazos en la cara.

Tener ciertas preferencias está bien, pero no se puede ignorar lo que he mencionado. Se deben practicar todas las partes del kenpo, pues es lo que le hace a uno completo y hace florecer el entendimiento más con cada día que se practican estos movimientos.

¡Buena suerte con el entrenamiento!

Ingmar Johansson 
Cinturón negro 5º grado
Ed Parker´s Kenpo Sweden
Traducido por Lucía Bartolomé